

La dolarización en Ecuador, adoptada en 2000, trajo beneficios significativos: redujo la inflación del 91% a un promedio de 2-3% anual desde 2001, estabilizando precios y salarios; impulsó un crecimiento del PIB del 4.4% anual entre 2000 y 2007, gracias al petróleo y las remesas; atrajo inversión extranjera al eliminar el riesgo cambiario; fomentó disciplina fiscal al impedir la emisión de moneda; simplificó transacciones comerciales y turísticas; y mantiene un respaldo popular del 85% (según encuestas de 2015) por la estabilidad frente a la crisis del sucre, consolidándose como un pilar económico hasta 2025.
Evolución de la dolarización en el Ecuador

Desde su adopción en el 2000, la dolarización en Ecuador transformó la economía tras la crisis del sucre, reduciendo la inflación del 91% a un promedio de 2-3% anual desde 2001, estabilizando precios y atrayendo inversión extranjera al eliminar el riesgo cambiario. Entre 2000 y 2007, el PIB creció a un promedio del 4.4%, impulsado por el petróleo, pero la falta de política monetaria limitó la respuesta a choques externos, como la caída de precios del crudo en 2014-2016, mientras la deuda pública aumentó del 12% al 40% del PIB entre 2014 y 2019. La dolarización facilitó el lavado de dinero, con estimaciones de 3,500 millones de dólares en 2021, y encareció exportaciones no petroleras, afectando la industria. En 2025, con un respaldo popular del 85%, la dolarización sigue siendo un pilar de estabilidad, pero enfrenta retos como la dependencia de divisas, el narcotráfico y la necesidad de reformas fiscales para su sostenibilidad.